3. Argentina salvaje

Al final no me convertí en roca, así que desafiando a Tarobá y a Boi esta mañana he cogido el colectivo (así le llaman los argentinos al autobús público) en dirección a las Cataratas de Iguazú, esta vez a ver el lado Argentino.
Tenía mi ruta planeada, al llegar ir a hacer el Sendero Macuco, después el circuito inferior, el superior y para terminar la Garganta del Diablo.
Al llegar al parque me he encontrado con un amable guardabosque y al contarle mis planes me ha metido un sermón de media hora sobre los peligros que me podía encontrar en el sendero… que si lo mejor es ir acompañado, que si hay serpientes que si te pican son mortales, que si los monos son muy agresivos, que si me puedo encontrar un puma… vamos, todo era catastrófico y con lo acojonada que soy yo pues he estado a punto de no ir, suerte que como hoy el día iba de desafíos, me he armado de valor y me he adentrado en la ruta... y que me he encontrado? Pues un sendero muy bonito dónde el máximo peligro era que te picara un mosquito y para más INRI no era ni mosquito tigre…
El resto del día lo he pasado paseando por las Cataratas y no puedo dejar de decir que la Garganta del Diablo es para acojonarse.

Por la noche, Merche (una amiguita canadiense de padres españoles que he hecho en el albergue) me ha invitado a acompañarla a cenar a “La Ramona”, una barraca escondida entre cajas, ladrillos y algún que otro tenderete en el mercado de Puerto Iguazú, dónde “La Ramona” se dedica a hacer comiditas para todo el que vaya… De momento es el mejor sitio dónde he comido y lo más importante hemos comido un filete buenísimo con puré de patatas, ensalada y cerveza por menos de 3€, que gran lugar y que lástima haberlo descubierto el último día… se la vie!!!

Fotos: Cataratas de Iguazú, Argentina.