4. Argentina salvaje

Ya se sabe que en todo viaje hay días sólo de camino, largo camino en algunos casos y hoy ha sido un día de esos.
He hecho la ruta en avión de Iguazú a Trelew, una ciudad situada en Península Valdés desde la que quiero visitar Península Valdés y Punta Tombo.
En Argentina, la mayoría de los vuelos pasan siempre por Buenos Aires, así que como no iba a ser menos, este ha sido mi caso, primero un avión hasta Buenos Aires y luego otro hasta Trelew.
La ciudad de Trelew es bastante feota y el hostal dónde me albergo también, así que como no quería estar ni un minuto más del necesario en él me he ido corriendo a buscar la manera de visitar Península Valdés mañana, por fin la he encontrado, así que mañana ya tengo planes, pero eso sí, Punta Tombo tendrá que esperar porque de momento está cerrado, parece ser que los pingüinos este año están vagos y aún no han llegado dicen que llegarán la semana que viene. Esto me ha hecho pensar que porqué pasar un día más en esta ciudad dónde además hace un frío que pela, mejor me voy a Bariloche que ha caído la nevada del siglo y dónde según me han dicho muchas de las carretas están cortadas, así que me ido a la estación de autobuses y he cogido un billete para un colectivo que sale mañana a las 10 de la noche y llega a Bariloche a les 12 del mediodía, fíjate tú que bien!!!
El cansancio de tantas horas deambulando por el mundo me ha hecho retirarme al bonito hostal un ratito, pero una hora más tarde ya tenía ganas de irme, así que me he armado de valor y me he dicho… vamos a hacer una cervecita? Pues sí sí, así ha sido. Cuando he ido a dejar la llave de la habitación en recepción tenía al lado un chico, sin saber porqué nos hemos mirado, sin saber porqué al salir a la calle hemos hablado y sin saber porqué hemos empezado a caminar sin rumbo (como mínimo yo), casi sin darme cuenta estábamos sentados en un bar, tomando una cerveza, bueno dos y hablando sobre… no sabría decir, un montón de cosas, al final se ha ido ( él tenía que coger un colectivo ) y nos hemos despedido con un “hasta luego”, aunque los dos sabíamos que no nos volveríamos a ver nunca.